viernes, 29 de agosto de 2008

Quiero



Quiero besar tu mirada
que tus ojos sean mis dueños.
Quiero vivir en tus sueños
respirar en tu almohada,
y tu abrazo, mi morada.
Quiero poseer tu mundo
arrogante y vagabundo,
no sé si es mucho o poco,
no sé si es a lo que toco,
échame un cabo o me hundo.
María Jimenez

Poema hacia Teresa

Esta agosto enlutando girasoles.
Tengo el agridulzor de amarras rotas,
deriva galopando en mis maromas
mojadas de tu oceánico silencio.
.
Anémica de gloria te recuerdo
llegabas en navío sin artificio
sin pompa ni oropel, verdad tan solo
y pensar el albatros de tu vida
revoleteando cerca en mi pacífico.
Tu agua se me escapó en mis comisuras
cuando estabas mojándome la boca.

Tu estela veredita atardecida
Va trayendo el rubor en los oleajes,
por la arena olvidada de mi orilla
ebria la caracola de tus ecos.
Sigue agosto enlutando girasoles…
Antonio Apresa

Lloré



lloré:

Y mis lágrimas arrastraron simientes
y quedaron sepultadas
-secas-
bajo un río de piedras.

Grité:

y mi voz resonó,
y volvió,
muda y cansada
de rodar por laderas de montañas.
-apenas un eco tembloroso-

Callé:

Y el silencio
obscureció mi alma
y quedé perdido en la sombra
de las cosas inertes.

Caminé…
Darío P. Carvajal

miércoles, 20 de agosto de 2008

A Teresa

Nos regaló sus versos,
se fue en silencio
y nos dejó su aliento de vida.


Antonia Peralta

Todavía

Que oscuro amanece hoy...
despertar triste y siniestro.
Agua fría en los ojos
y un sin sabor en el cuerpo.
Que pena decir que fuiste,
si todavía sigues siendo,
sigues estando en las letras,
sigues vibrando en el verso.
No quiero decir que fuiste,
si todavía sigues siendo.

Llega la noche oscura
que me enseña a ver por dentro,
y, mirando con las manos,
aprieto con fuerza al tiempo.
No quiero decir que eras,
si todavía sigues siendo,
sigues meciendo a la brisa
entonando sones nuevos.
No quiero decir que fuiste,
Si todavía... sigues siendo.
María Jimenez

La Espera

Todo mi tiempo es ausencia,
desesperanza en inútil espera.

Como Penélope tejo y destejo
los recuerdos, resguardada en la sombra
que la noche me ofrece.

Tu silencio y mi vacío conviven,
evitando el roce, en tálamo grande
que un día nuestra calidez guardara.

Como viejo y triste titiritero
que va dejando su vida en la senda
a ninguna parte, yo interpreto
el papel que me toca y espero, allí,
comenzar el acariciado viaje
que un día concertamos en los ojos.

Esperanza Rubio