viernes, 18 de julio de 2008

Lectura - Sistema Métrico Decimal




Hace unos meses, iniciamos en la Fundación Caballero Bonald un taller que convinimos en llamar "Herramientas para la poesía". En él pretendíamos, y así lo expresamos en el proyecto original, "proporcionar herramientas y recursos que nos sirvieran, sobre todo, para entender la poesía desde su interior, para analizarla con rigor y criterio".


Sabíamos que no era materia atractiva; que métrica, retórica, cómputo silábico, sonaban a fórmula matemática y a academicismo, dos cuestiones que, desde fuera, podían parecer muy alejadas de la concepción actual de la poesía. Y, sin embargo, también éramos conscientes de que es necesario conocer la tradición en la que han bebidio las corrientes actuales para comprenderlas, y familiarizarse con las bases teóricas que constituyen su apoyatura y sustrato para juzgarlas. Como hemos repetido innumeraqbles veces en el taller, "hay que saber montar el puzle para después desmontarlo".


Partimos, pues, de un taller básicamente teórico. Pero, como complemento jugoso de esa teoría, hemos intentado algiunos ejercicios prácticos mediante los que afianzar el conocimiento adquirido. No nos hemos supuesto poetas por ello; como mucho, contadores de sílabas o versificadores de encargo. Jugando tan seria y formalmente como el asunto lo merecía, hemos embutido palabras en los áureos corsés del soneto o el zéjel; hemos inventado alejandrinos imposibles, y adecuado los acentos difíciles de innumerables endecasílabos. Pero las décimas se ganaron nuestras mayores simpatías. Esta estrofa flexible y cantarina, tan fácilmente adaptable a los usos más diversos, sirvió para versificar una anécdota interna y, a partir de esa "provocación poética", para que un duelo en forma de décimas arrojadizas tomara cuerpo. Fue una situación tan gustosa y divertida (tan instructiva además), que no quisimos que cayera en el olvido. Y nos planteamos la publicación de un cuadernillo que recogiera no sólo un puñado de décimas resultantes de aquella piquería - a la que bautizamos como "caso Montero"-, sino también otras que surgieron alrededor de las experiencias vividas en el taller y alguna más de diversa temática con las que nos fuimos ejercitando.
No es este "decimario" un cuaderno de poesía. Es más bien una memoria en sílabas contadas de los momentos más amenos de estas sesiones, algo así como el libro de firmas que uno guarda como recuerdo del curso terminado o, rizando el rizo, lo que en las High Schools norteamericanas llaman "el anuario". Por eso, a aquellos que leáis estas décimas juguetonas, sólo os pedimos una sonrisa y mucha benevolencia. Como se dice en El sueño de una noche de verano (y como se parafrasea en la última décima de esta colección), "Si amigos sois, aplaudid/y os lo premiará Robín".
Josefa Parra

CORRECCION DE ERRORES


Yo, que andaba reticente
de que un taller literario
fuese asunto necesario
y argumentaba, elocuente,
que no tendría aliciente,
heme aquí, maravillada,
patidifusa y pasmada,
confesando que se me hace
corta la clase y que nace
en mí vocación no usada.

Y es que esto de la docencia
me daba cierta aversión,
la rehuía con tesón
diciendo que mi impaciencia
no le cuadraba a esa ciencia...
Quizá estaba equivocada
confundida y ofuscada.
En mi confianza os diré,
aquí, en petit comité,
que me tenéis encantada.
Josefa Parra








GLOSA A JUAN RAMÓN JIMENEZ
"Pero mátame de carne,
que me asesine tu boca,
dardo que huele a tu sangre,
lengua, espada dulce y roja."
JRJ
No te necesito, cielo
repugno tu pensamiento,
solo quiero mi sustento:
tu aroma de caramelo,
el negro humo de tu pelo,
tu esencial, tu mortal carne,
que late y tiembla...¡tu carne!
Odiame y, si quieres, mátame,
ámame y, si queires, mátame...
pero mátame de carne.
Piel de ángel, baja a la arena,
te quiero rozar, tocar,
poseerte, acariciar,
ser tu perpétua condena,
purgatorio de mi pena.
Así qye, ya ves, te toca:
hiéreme, vuelvete loca,
líbame, vuélbvete loca,
líbame, pégame un tiro
y, en el último suspiro,
que me asesine tu boca.
Tu cuerpo, íntima sustancia,
el perfume destilado
de tu alma, harem cerrado,
zumo de ti en abundancia,
de tu tuétano fragancia.
Que tu ánima se desangre
(bacanal roja, ¡desangre!)
ríndete a mi ardiente arrojo,
ámame... Clávame un rojo
dardo que huela a tu sangre.
Como caníbal demente
presenciando una matanza,
comerte quiero en venganza,
deglutirte dulcemente:
ojos, miedos de tu mente...
(tu mirada se me antoja,
la caída de una hoja)
¿Y tu boca? Mermelada,
santuario de tu templanda
lengua, espada dulce y roja.
Jacobo Ren
.
DECIMAS DESDE LEJOS

Hace ya algunos años
que está lejos de mis ojos
pero con algún enojo
lo acepto sin tanto daño:
como el oro hasta su paño.
En julio como en enero
a su lado, lo que quiero
que todo le satisfaga
feliz y contento le haga
ya sea con o sin dinero
.
Viene y va sin desatino
aprendiendo y olvidando
y a veces está pensando
en las cosas del destino
que le trazan el camino.
Y aun temiendo naufragar
procura sin desaliento
obtener siempre buen viento
que lo traslade a esta mar.
Cristina Diaz-Pinés

Estimado compañero,
con agrado he recibido
tu mensaje arrepentido.
Pero qué listo es Montero
ingenioso caballero:
¿quién hay mejor poeta
que aquel que cuenta su treta,
hace décimas con ella
contendando a la doncella
y además a todos reta?

No estoy libre de pecado,
pues décimas espinelas
y esas estrofas locuelas
todas ellas me he saltado,
porque tambien he faltado.
En otra reunión espero
que tenga a bien, Montero,
recitarnos seguidillas,
y así de todo me entero


Auxiliadora Moreno




ENSAYO DE DÉCIMA

No me sale la palabra,
tengo la mente en blanco;
parezco un pianista manco.
Ni siquiera "abracadabra",
cuanto más, "pata de cabra"
Las palabras en tropel,
¡qué ocurrencia tuvo aquél!
dando nombre a la espinela,
creando un poema que vuela!
¡Ya nació enterito él!

María Jiménez




DECIMA A JOSEFA PARRA


Que de oficios imposibles
ya hiciste tu magisterio
desmadejando el misterio
dehacer los sueños tangibles.
Sé que son indiscutibles
tantos oficios diversos
en tus poemas inmersos,
pues tú misma tienes uno
imposible para alguno:
ser relojera de versos.


Darío P. Carvajal


LA POESÍA, EL TALLER, YO

Solo en mi lecho soñarte.
Hojas de tu piel descalzas.
Esencias en éxtasis me alzas.
Solo vivirte, aromarte,
con mi son acariciarte.
Tantas veces alunado.
Enero, un día inesperado,
vestida apareció de hada,
desde entonces no sé nada.
Qué deseo mejor soñado.

Antonio Apresa








PIQUERIA

Un jocoso comentario,
inoportuna mención
que hice sin intención,
totalmente innecesario,
por mi parte involuntario,
tanto molestó a Montero
que nos escribió, torero,
un poema explicativo:
que del vino fue cautivo,
nos arguyó él, altanero.


Con sus décimas tiranas
y sus palabras hirientes,
nos puso largos los dientes,
dejándonos con las ganas
de unas tardes tan mundanas.
Me sorprende tanto enfado
en décimas expresado
por tan ingenua alusión
de su falta a la sesión.
¿No crees que te has pasado?
Esperanza Rubio



¡PEPA, CÓMO ME DUELE EL HEMISTIQUIO!

Luegué a tener un asiento
en esta ilustre academia,
batallando con la anemia,
y mi rostro amarillento.
Es la verdad, no es un cuento.
Que vine como paciente
de una batalla reciente.
¡Casi me muero corneado!
Y aunque me haya curado,
aún sigo convaleciente.
Paco Camas







¡Vaya lío de taller!
Para todos los que estamos
y en la Fundación quedamos
cuentadedos nos va a hacer.
No nos queremos perder
ninguna de las lecciones.
Seguro que en ocasiones
muy distraidos nos ves
con los dedos -un,dos,tres-,
¡pegándonos tropezones!




Mercerdes Gonzalez

A LA DÉCIMA MANUEL

(Décima para Manolo Montero, aquel que rimó el primero después que faltara a clase y el taller se lo afease)

¡Sea!, fiero es el desplante
del compi Manuel Montero
que amén de libar primero
usó décima por guante
que hay que responder, ¡por Dante!
Seguro que fue algún hada
la que décima tirada
le soplara y la compuso
en clase y con metro al uso
clásico y suerte amañada.





Yo lo del verso le excuso
y aun la décima certera
que a vuelapluma escribiera,
pues no soy tan obtuso.
Pero de jerez se puso
¡bien!, confeso el acusado
en el tabanco de al lado.
-donde nos debió retar
y aun vencer y liquidar
a base de amontillado-





Ahora es muy difícil venir
-ésta es la era de engaños-
con arrumacos y paños
calientes a convenir
que no retó. ¿Qué decir?
¡Tretas usa el enemigo!
Mejor vayamos contigo
sin dilación a ese bar
porque no hay para rimar
como el jerez por castigo.

Manuel Marquez

DECIMAS AL TALLER


En este taller glorioso
de herramientas y poesía,
Pepa, con sabiduría,
con su gesto cariñoso
y un enseñar primoroso,
la herramienta que conlleva
a todos nos pone a prueba.
Enredadera creciendo
donde el verso, floreciendo,
en este taller se eleva.


Maria Centeno


POR UN DIA QUE FALTÉ

(Décimas tiranas a mis compañeros del Taller de Poesía)

Por un día que falté,
me pusieron un tachón
y me perdí la ocasión
de la lección aprender.
Pero en décima conté
las copas que me bebí,
no saben cuanto sentí
que ustedes no la bebieran
y que mi ausencia tuviera
que hacerse sentir así.





Pero si tanto os perturba
la ausencia de un compañero,
sabed que os eché de menos,
¡en serio! aunque suene a burla.
Fue una tarde tan absurda,
que os pido perdón hermanos.
Un desaire inadecuado
en una tarde torera
lo puede tener cualquiera
por una falta de tacto.

Manuel Montero




Entiendo, amigo, tu queja
y comprendo tu motivo,
pues el vino hace cautivo
a todo aquel que se deja.
Al otro lao de la reja,
entre bersos monorrimos,
mucho fue lo que aprendimos
an las lecciones de Pepa,
si bien no hay nadie que sepa
todo lo que nos perdimos.

Sólo tú sabes, Manolo,
lo que viviste esa noche;
por mí no hay ningún reproche
pues actuaste sin dolo,
perdiendo una clase solo.
Además queda el dilema
(todavía no salió el tema)
de, si tras la última copa,
antes de quedarte sopa
escribiste algún poema.

Miguel Martin





Sal diluida, amanecer
en milenaria pereza,
charco ácido bosteza,
corajudo Lucifer-
Primariamente nacer
avanzando sobre el día;
de amor no hay monotonía.
Gozamos ráfaga ajena
en celoso fuego y pena
con poca sabiduría.




María Teresa Chacón





Has hecho correr la tinta
entre tanto compañero...
Tu espada, señor Montero,
a los papeles encinta.
No juzgaré por la pinta,
pues puede que haya ocasión
para sacar del cajón
alguna letrilla muerta,
que tu ángelus despierta
a algún que otro Buscón.




Antonio Martinez







LAS MUSAS

Sentada aquí en mi sillón
sueño con ser gran poeta
y acallar mi alma inquieta
con esta gran solución.
Pero prestad atención,
que no es fácil la tarea
pues, aunque a veces yo crea
que he encontrado un gran filón,
por más que pongo atención,
a las musas no hay quien vea.

Reunidos a las siete,
ansiosos de ser poetas,
Pepa nos enseña tretas
y a veces nos pone en brete,
pues quien el arte acomete
con grandes aspiraciones
para escribir emociones
ha veces sólo ha alcanzado
a hacer un verso rimado:
¡arriba los "coraciones"





Antonia Peralta

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